Diseñar un centro wellness como quien imagina una cueva submarina. Esa fue la visión de la arquitecta Mar Bermejo a la hora de idear el nuevo local de Amuna Vitality Clinic en Velázquez 157. “Quería que pareciera una clínica, claro, pero sin que diera miedo”, dice entre risas. Y lo consiguió. Espacios sinuosos, orgánicos, bañados por la luz que cae desde lucernarios esculpidos como grietas naturales. “Me obsesionaba que todo transmitiera paz, como estar en casa”, añade.
El corazón del proyecto: un olivo central que articula dos mundos –spa y clínica– conectados, pero independientes. Tonos terracota para la calma del spa, y amarillo suave para la serenidad técnica de la clínica. “Nunca había pisado un centro wellness. Me tocó aprender desde cero qué necesita un ginecólogo, cómo se mueve una máquina de crioterapia…”, cuenta Mar. Retos que, lejos de intimidarla, se convirtieron en excusas para crear un lugar donde el cuidado se vive como un ritual. Porque, siendo sinceros, el diseño también puede sanar.
Para rematar como no podía ser de otra forma quiso hacer un homenaje a sus pequeñas esculturas en vidrio soplado y añade un paisaje para los sentidos que puedes admirar, sentir y experimentar.