La historia de amor de Marta y Jorge comenzó en uno de esos lugares en los que suceden las mejores cosas: una cocina.
“No quería llevar un ramo al uso, y una tarde junto a mi mejor amiga Mar se nos ocurrió que podría ser de vidrio soplado diseñado por ella y que me lo entregara el día de la boda, creando un momento especial para las dos”, nos cuenta la novia sobre su ramo de flores de vidrio.
Fue el primer ramo que se creo en La Bermeja, fruto de la inspiración y la amistad que une a ambas protagonistas de dicha obra. Fue sin duda algo único que surgió de una tarde de café y que no tuvo fallos por lo mucho que Mar conocía a Marta. El resultado fue un ramo de vidrio que no se marchita ni pierde su color y es eterno, como los recuerdos más importantes que perduran para siempre.
Cada ramo celebra la fuerza de los lazos que permanecen, y ojalá algún día su hija pueda llevarlo también. Ya que no sólo la acompañó en su boda, sino que se quedará con ella como recuerdo vivo de un amor que durará para siempre.
A partir de ese momento los ramos pasaron a formar parte de la esencia de La Bermeja, pero este ramo será siempre el más especial.
Las flores de vidrio creadas una a una conviven con verde natural que le otorga si cabe más delicadeza y se entremezcla con margaritas y amapolas de colores que maridan perfectamente con los colores tierra que predominaron en la boda más espectacular de todos los tiempos.